Porque el revocatorio no es tal, sino un confirmatorio del uso populista del poder como patrimonio de un individuo disfrazado de pueblo. Es la forma de ejercerlo que ha postrado a México en el atraso desde su fundación y que revivió cuando vio amenazada su existencia por la despersonalización del poder que por fuerza viene con la democracia. Porque la democracia es mucho más que su degradación populista; es la forma de gobierno en que la ciudadanía y solamente ella, en deliberación continua entre sí, puede desarrollar libremente su forma de gobernarse. Porque a este genuino proceso AMLO y su partido lo quieren sustituir con la sumisión del país a su voluntad. En el revocatorio no hay nada que elegir; está hecho para la glorificación de un líder dedicado a destruir la democracia y el piso institucional de un nuevo Estado que habíamos empezado a construir en el país.
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